En su última novela
Gómez-Jurado continúa con la línea marcada en su anterior trabajo, El paciente, donde se nos ofrecía un thriller de ágil lectura y ambientación
norteamericana. Esta vez opta por situar la acción en la ciudad de Chicago y
otorgarle el protagonismo a Simon Sax, un joven genio de la informática con
algunas dificultades sociales, que en el momento más importante de su vida,
justo cuando se dispone a participar en un negocio que salvará sus exiguas
finanzas y su empresa al borde de la bancarrota, aparece una misteriosa mujer,
originaria de los países del este, dispuesta a compartir su vida con él.
Decir a estas alturas que las
novelas de Juan Gómez-Jurado son adictivas es quedarse corto. Ahí está la
aceptación y las ventas de las mismas para demostrarlo. Pero vale la pena hacer
hincapié en la capacidad del autor para crear personajes cercanos y situaciones
que sin ser especialmente originales, acaban captando la atención del lector.
Su prosa es directa y el uso de la primera persona para mostrar las
tribulaciones del protagonista le permite la posibilidad de utilizar un
lenguaje muy actual y realista, cuajado de multitud de referencias a la cultura
popular, no solo series de televisión y películas, sino libros y tebeos, que
disparan de inmediato el factor nostalgia
de los lectores que compartan sus inquietudes –o estén cercanos a su edad-.
También es capaz de mezclar
una serie de elementos que conforme se va avanzando en la lectura van encajando
poco a poco. El protagonista es un genio que lleva años desarrollando un
software de reconocimiento de imagen cuyos resultados pueden ser
revolucionarios y que busca desesperadamente un inversor. De hecho, Simon y su
socio –y único amigo- están tan en las últimas que se ven obligados a recurrir
a un tiburón de las finanzas, uno de los mayores empresarios de tecnología del
país que los somete a una enorme presión si al final quieren salir airosos y
conseguir el dinero necesario para echar a rodar la empresa.
También está presente la mafia
rusa. Y la trata de blancas. Hay drogas, asesinatos y esposas por
correspondencia. Veteranos de la cruenta guerra de Afganistán. Una venganza que
se gesta a lo largo de los años. Y una historia de amor.
Cicatriz es uno de esos libros que se leen con rapidez, de los que
enganchan sin mucha dificultad, sin importar su extensión. Te hace pasar un
rato realmente entretenido y no decepciona. Sin embargo, no acabo de entender
la ambientación norteamericana. Seguro que tendrá que ver con un autor que debe
pensar en sus ventas internacionales, pero aunque no se ha caracterizado
especialmente por preferir España como zona geográfica a la hora de situar sus
aventuras, al menos en sus primeras novelas había protagonistas españoles –Espía de Dios y Contrato con Dios-. La excepción es La leyenda del ladrón, que era una novela histórica que transcurría
en el Siglo de Oro.
Como curiosidad, también me ha
llamado la atención que en esta ocasión la novela se haya publicado en Ediciones B. Gómez-Jurado es un autor
que ha cambiado mucho de editorial a la hora de publicar sus libros, algo poco
habitual en autores de éxito. La portada, de una sencillez extrema, funciona
muy bien en los estantes de las librerías. Toda una apuesta del menos es más
que aquí parece haber dado de lleno en el clavo.

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