El polémico cliffhanger de final de la temporada
pasada ha permitido estrenar este año uno de los episodios más controvertidos
de toda la serie, con un montaje y una historia no demasiado acertados y con un
grado de violencia inusitado, incluso para una serie como The Walking Dead.
Los guionistas no lo tienen
nada fácil para plantear nuevas dificultades con las que enfrentar el ánimo y
la resolución de los protagonistas. Robert Kirkman, guionista y creador del cómic en el que se basa, se ha
encontrado con los mismos problemas y recurrir a un incremento de la violencia
porque sí nunca ha sido una buena solución. El Negan de Jeffrey Dean Morgan (Supernatural, Watchmen, Los perdedores, La víctima perfecta) es un personaje que de momento ha roto todos los esquemas, tanto
de los protagonistas como de la serie. Su interminable charla y sus ademanes
chulescos lo convierten en un personaje realmente molesto, pero el dominio que
ejerce sobre sus semejantes lo hace uno de los mayores retos a los que se han
enfrentado Rick y los suyos.
Estos primeros siete episodios
son una muestra del variopinto mundo por el que pulula esta disfuncional
familia, que de repente se ha hecho enorme. Tan solo se reúnen en el último y
octavo; en el resto tenemos una muestra de diferentes personajes encontrándose
con nuevas formas de supervivencia. Los Salvadores son los villanos, sí, pero
también representan una forma diferente de organización, basada en el miedo y
en la obediencia ciega al líder y sus reglas. Tenemos los asentamientos de
Hilltop y de Alejandría, a priori los más mundanos y también el Reino, con su
monarca y su tigre. Y ese extraño poblado escondido habitado solo por mujeres
que tiene pinta de convertirse en algo más que un simple capítulo de relleno.
Son muy interesantes los arcos
de Daryl y de Rick, el primero sometido a tortura psicológica y física y el
segundo en sus momentos más bajos, agobiado por la responsabilidad y la culpa.
Al lado de estos dos el resto parece sufrir un poco, quizás con la excepción de
Maggie y Carl, que sigue haciendo las cosas más extrañas del mundo. Se echa de
menos a Carol, pero como he comentado antes, ha habido mucho que contar en esta
primera parte y Negan ha tenido para sí una buena cantidad de minutos.
Tiene pinta que tras el parón
navideño comenzarán las alianzas y los pactos por una futura guerra que
probablemente vivirá su momento álgido el año que viene, en la octava
temporada. Negan es un personaje demasiado importante para acabar con él tan
pronto y no son pocos, espectadores incluidos, los que le tienen ganas.




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