miércoles, 4 de enero de 2017

Comanchería, de David Mackenzie

Interesante película con aires de western clásico que recibió buenas críticas en el último Festival de Cannes, que se asienta en una buena historia de Taylor Sheridan, actor de televisión metido a guionista de éxito gracias a películas recientes como Sicario o esta que nos ocupa y que se haya a las puertas de hacer su debut tras las cámaras. Junto al director escocés da vida a unos personajes actuales y realistas que se hacen muy cercanos al espectador.

Los diálogos y la camarería son sin duda uno de los puntos fuertes de este drama que bebe a su vez del thriller tipo Coen, aunque disimulando un poco la violencia más cruda y sin ese punto extravagante que los hermanos consiguen en muchos de sus trabajos, sobre todo gracias al sentido del humor más negro.

La historia está protagonizada por dos parejas antagonistas: primero tenemos a los hermanos Howard, ladrones de bancos y luego a unos Rangers que los persiguen. Los primeros están interpretados con verdadera química por Ben Foster (El tren de las 3:10, El único superviviente) y Chris Pine (Star Trek). La verdad es que tengo que reconocer que ninguno de los dos me parece gran cosa, aunque tienen un buen par de películas cada uno con las que he disfrutado. Sin embargo, aquí están muy bien en uno de sus mejores trabajos.

De la pareja de Rangers destaca por fuerza un Jeff Bridges (Corazón rebelde, Tron Legacy, RIPD, Los hombres que miraban fijamente a las cabras, Iron Man) que no puede evitar meterse en todo momento con su compañero, siendo como es un veterano policía al borde de la jubilación que se las sabe todas.

Merece la pena destacar el tratamiento de las escenas de acción, ya que no es una película trepidante en ese sentido, sino con un tono más realista. Así como la ambientación texana, en una tierra que ha vivido tiempos mejores y que ahora se encuentra sitiada por un nuevo enemigo, al que resulta cada vez más difícil vencer. En ese aspecto ayuda mucho la fotografía y la música de Nick Cave y Warren Ellis, pareja de artistas responsables de estupendas bandas sonoras como las de El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, The Proposition o The Road, todas con un tono crepuscular que recuerda de inmediato a los viejos westerns.

Probablemente pasará muy desapercibida al haberse estrenado en medio de las fiestas y entre varios pesos pesados y de manera injusta, porque merece la pena. Sus personajes se hacen queridos y carismáticos, se encuentren dentro o fuera de la ley y la historia está bien construida y llevada. El pulso del director es firme y la ambientación muy lograda. Poco más se le puede pedir a una película.


Hell or High Water, título original, ha sido nominada a tres Globos de Oro: Mejor Película en la categoría de Drama; Mejor Secundario para Bridges y Mejor Guión. 

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