Interesante película con aires
de western clásico que recibió buenas críticas en el último Festival de Cannes,
que se asienta en una buena historia de Taylor Sheridan, actor de televisión
metido a guionista de éxito gracias a películas recientes como Sicario o esta que nos ocupa y que se
haya a las puertas de hacer su debut tras las cámaras. Junto al director
escocés da vida a unos personajes actuales y realistas que se hacen muy
cercanos al espectador.
Los diálogos y la camarería
son sin duda uno de los puntos fuertes de este drama que bebe a su vez del thriller
tipo Coen, aunque disimulando un poco la violencia más cruda y sin ese punto
extravagante que los hermanos consiguen en muchos de sus trabajos, sobre todo
gracias al sentido del humor más negro.
La historia está protagonizada
por dos parejas antagonistas: primero tenemos a los hermanos Howard, ladrones
de bancos y luego a unos Rangers que
los persiguen. Los primeros están interpretados con verdadera química por Ben
Foster (El tren de las 3:10, El único superviviente) y Chris Pine (Star Trek). La verdad es que tengo que reconocer que ninguno de los dos me parece
gran cosa, aunque tienen un buen par de películas cada uno con las que he
disfrutado. Sin embargo, aquí están muy bien en uno de sus mejores trabajos.
De la pareja de Rangers destaca por fuerza un Jeff
Bridges (Corazón rebelde, Tron Legacy,
RIPD, Los hombres que miraban fijamente a las cabras, Iron Man) que no puede evitar
meterse en todo momento con su compañero, siendo como es un veterano policía al
borde de la jubilación que se las sabe todas.
Merece la pena destacar el
tratamiento de las escenas de acción, ya que no es una película trepidante en
ese sentido, sino con un tono más realista. Así como la ambientación texana, en
una tierra que ha vivido tiempos mejores y que ahora se encuentra sitiada por
un nuevo enemigo, al que resulta cada vez más difícil vencer. En ese aspecto
ayuda mucho la fotografía y la música de Nick Cave y Warren Ellis, pareja de
artistas responsables de estupendas bandas sonoras como las de El asesinato de Jesse James por el cobarde
Robert Ford, The Proposition o The Road, todas con un tono crepuscular
que recuerda de inmediato a los viejos westerns.
Probablemente pasará muy
desapercibida al haberse estrenado en medio de las fiestas y entre varios pesos
pesados y de manera injusta, porque merece la pena. Sus personajes se hacen
queridos y carismáticos, se encuentren dentro o fuera de la ley y la historia
está bien construida y llevada. El pulso del director es firme y la
ambientación muy lograda. Poco más se le puede pedir a una película.
Hell or High Water, título original, ha sido nominada a tres Globos de Oro: Mejor Película en la
categoría de Drama; Mejor Secundario para Bridges y Mejor Guión.




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