La autopsia de Jane Doe, de André Ovredal

Jane Doe es el nombre que se le da en Estados Unidos al cadáver de una mujer cuya identidad se desconoce. En el escenario de un cruento y misterioso asesinato múltiple aparece el cuerpo de una joven y bella mujer que desconcierta a la policía, por lo que convierten en una prioridad su identificación. Los Tilden, padre e hijo, son los forenses a los que acaba llegando el cadáver, por lo que se ven obligados a trabajar contrarreloj para poder hallar una explicación al horrible suceso, ya que no hay pistas evidentes de qué fue lo que la mató.

Este director noruego llamó la atención hace unos años al dirigir una película con un tono de falso documental sobre la caza de los míticos trolls noruegos. En esta ocasión apuesta por la tensión y el terror, aunque la historia le queda un tanto descompensada.

La autopsia de Jane Doe es una de esas películas realizadas con muy bajo presupuesto, apenas un par de actores protagonistas y un espacio cerrado donde el director debe demostrar su pericia con la cámara. Y todo funciona muy bien en la primera mitad de la historia, cuando el misterio va creciendo poco a poco y la inquietud va situándose muy dentro del espectador, ya que por mucho que uno haya visto todas las películas de Guillermo del Toro, ver cómo van abriendo el cuerpo de una mujer y catalogando pieza a pieza todos sus órganos es bastante enervante.

Hasta que lo sobrenatural comienza a hacer aparición y los tópicos se adueñan del guión, salvando solo la explicación final de lo que está ocurriendo en realidad. Hay sustos, tensión y algún que otro grito.

Los dos actores están bastante bien. Brian Cox (RED, Templario) es uno de esos veteranos que son un seguro prácticamente en todo lo que hacen. Emile Hirsch, por otro lado, parecía que iba a convertirse en una estrella de Hollywood, pero su carrera está pasando algo desapercibida y parece sentirse más cómodo en el cine alejado de las mayors (Killer Joe).

Mención especial a las prótesis y a la actriz que hace de “cuerpo”, en una película que en el último Festival de Sitges se hizo con el Premio del Jurado.