martes, 28 de marzo de 2017

El anime original: Ghost in the Shell, una película de Mamoru Oshii


Motoko Kusanagi es la punta de lanza de un operativo de fuerzas especiales conocido como Sección 9, dependiente del Ministerio del Interior y cuyas misiones secretas los sitúan por encima de otras fuerzas del orden, como la policía. Especializados en delitos tecnológicos, el equipo está formado por cyborgs de última generación, a excepción de dos personas: el mando superior y un novato que acaba de ser trasladado de la policía.

Kusanagi, conocida como Mayor, posee fuerza, velocidad y sentidos aumentados artificialmente, además de una serie de capacidades únicas, como el poder conectarse a la vasta red de información de la ciudad, interactuando con ella o hacerse prácticamente invisible al ojo humano por medio de una tecnología de ocultación en su piel que prácticamente la obliga a enfrentarse desnuda –literalmente- a sus enemigos.

Masamune Shirow es el mangaka japonés creador de la idea original, que se publicó en 1989. Su extensión, para lo que suelen ser los cómics japoneses, no es grande, por lo que es habitual encontrar esta primera obra recopilada en un solo tomo. Con el paso de los años Shirow ha vuelto a este particular universo cyberpunk, característica que comparte con el director de la película, que desde su estreno en 1995 ha permanecido fiel a las diferentes adaptaciones que se han hecho de ella, así como a otras historias, precuelas y secuelas.

Por la época en la que se estrenó, por la temática de ciencia-ficción y por la extraordinaria labor de su director y del estudio Production I. D., Ghost in The Shell es una de las películas más influyentes dentro de su género. No en vano la saga de Matrix toma prestadas muchas ideas de esta historia –si a eso le añadimos todo lo que cogió a su vez del cómic de Grant Morrison Los Invisibles, en el fondo hay muy poco material original en la  película de las Wachowski-. Y eso que en este visionado no he podido evitar sentir al mismo tiempo un constante déjà vu con otro clásico de la ciencia-ficción: Blade Runner.


Y es que la ambientación es sin duda lo mejor de una historia que transcurre en un futuro año 2023 tras una Tercera Guerra Mundial que ha reordenado el mapa político una vez más y donde la unión entre el hombre y la máquina ha llegado a un punto sin retorno. Se trata de una vieja idea de la ciencia-ficción, la búsqueda de respuesta a una pregunta que llevamos haciéndonos desde que tomamos consciencia de nosotros mismos: ¿qué es lo que hace al hombre lo que es?

Tras una trama policiaca y de investigación, donde la Sección 9 anda tras los pasos de un peligroso hacker, llamado el Titiritero, capaz no solo de controlar la red, sino de influir y controlar la mente de humanos normales, se encuentran una serie de reflexiones filosóficas sobre la condición humana y la relación del hombre con las máquinas. Oshii otorga una buena parte del metraje a estas cuestiones, sobre todo en el nudo de la historia, dejándose llevar por los pensamientos de la protagonista y su interacción con su compañero Batou. Es aquí donde recurre a uno de esos trucos de la animación de la época: las imágenes estáticas, que junto a la música de Kenji Kawai ayuda a crear una atmósfera muy lograda, repleta de detalle y capaz de ofrecer un acabado realmente bonito.


La primera vez que vemos a la Mayor en acción; los fabulosos títulos de crédito, como si del nacimiento de Venus se tratase y las dos grandes secuencias de acción que posee la película, al comienzo y al final de la misma, son el marco perfecto para una historia mítica a estas alturas que luego continuó en una secuela dirigida por el propio Oshii y que se presentó en Cannes, donde optó a la Palma de Oro.

Es cierto que a lo mejor el contraste entre estos dos aspectos es un tanto brusco, pero hay una enorme cantidad de secuencias que acaban quedando prendadas en la retina del espectador, sobre todo a la hora de mostrar la acción.

Como suele ser habitual con los éxitos del manga japonés, tras esta primera adaptación surgieron series para televisión, que a su vez fueron objeto de diferentes OVAs y finalmente, el traslado al mercado norteamericano con una producción de Hollywood, donde la Mayor revivirá una vez más en el cuerpo de Scarlett Johansson. 


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