A lo largo de la década de los
ochenta, Masamune Shirow publicó una serie de obras con un fuerte contenido de
ciencia-ficción, si bien es cierto que no le tenía ningún miedo a jugar con los
géneros: en Black Magic compartían
espacio la tecnología y la magia y en Dominion
tenía un importante papel el sentido del humor más absurdo. Aunque en esa época
hay que destacar su obra más longeva: Appleseed.
Pero fue Ghost in the Shell, publicada entre mayo de 1989 y noviembre de
1990, la que se convertiría a la postre en su obra más famosa, en buena medida
gracias a la versión para cines que rodó Mamoru Oshi en 1995, por derecho propio en una de las películas más
importantes de la animación japonesa, así como del género de ciencia-ficción en
general y del cyberpunk en particular.
De vuelta al manga, Shirow
prosiguió su historia en un par de secuelas que vieron la luz a lo largo de los
años noventa. Ambientada en el 2029, sigue los pasos de la Sección 9, una organización secreta del gobierno de Japón encargada
de investigar y solventar todo tipo de casos relacionados con el uso de la
tecnología y la información. Sus mismos integrantes on cyborgs y su mejor
agente, que responde al nombre de Mayor, apenas conserva partes humanas en su
interior, lo que le permite enfrentarse a todo tipo de situaciones.
Shirow nos muestra, a lo largo
de unos pocos capítulos, una serie de misiones donde los miembros de la Sección 9 se ven involucrados, lo que le
permite dibujar buenas escenas de acción trepidante. Su narrativa es adecuada a
la espectacularidad que se intenta transmitir y aunque no hay una trama general
que una a todas las historias, sí que hay una serie de temas que van
repitiéndose cada pocas páginas y donde el autor parece sentirse muy cómodo.
Por ejemplo las constantes conspiraciones políticas que tienen lugar dentro del
propio gobierno japonés, a lo que hay que sumar las tirantes relaciones con una
serie de países que, al igual que El País del Sol Naciente, han sobrevivido a
una Tercera Guerra Mundial.
La filosofía y la ciencia
también tienen cabida en la agenda de Shirow. Merece la pena destacar un
recurso bastante curioso al que el autor echa mano muy a menudo: el uso de
notas a pie de página que explican algún que otro concepto de la obra o que
simplemente le sirven de altavoz para airear sus pensamientos sobre diversos
temas.
La mayoría de las páginas son
en blanco y negro, aunque cada episodio comienza con unas pocas páginas en
color. Esto no tengo muy claro porqué es, si tiene algo que ver con cómo se
publicó originalmente la obra –en la revista Young Magazine- o si es un capricho de Shirow.
Destacan también algunas
diferencias con la adaptación de Oshi. En primer lugar hay que admitir que Oshi
mejora la obra de Shirow. Toma prestadas algunas escenas, principalmente de
acción, como son la persecución al camión de la basura y las hila de manera que
dan pie a una trama central, la del Titiritero, que también aparece en el manga
si bien en unos pocos capítulos. Mientras que el Prólogo y el Epílogo
están prácticamente calcados del tebeo, la espectacular secuencia del tanque
está modificada en muchos sentidos y toda la reflexión que por ejemplo tiene lugar
en mar abierto está sacada de apenas una idea que hay en uno de los episodios.
También hay una diferencia
fundamental en el tono y en la concepción del personaje principal. Oshi opta
por lo trascendental, mientras que Shirow prefiere dar rienda suelta a sus
ideas en medio de una ensalada espectacular de acción. El sentido del humor,
prácticamente inexistente en la película, tiene un mayor peso en la obra
original, donde el dibujante cambia de registro para dar salida a rostros y
figuras mucho más exageradas y paródicas de lo que viene siendo normal en el
desarrollo de la obra. La Mayor Motoko Kusanagi es mucho más expresiva y viva y
en definitiva parece mucho más humana que la que vemos en la gran pantalla,
donde ni siquiera apreciamos que pueda parpadear.
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| Ejemplo de estilo paródico del autor |
Las vueltas alrededor de la
inteligencia artificial o de una posible rebelión de las máquinas no se
encuentran en la película, de igual manera que han desaparecido los trajes de
combate que visten los agentes de la Sección
9.
Ghost in the Shell no es solo una obra fundacional del género.
También es uno de los tebeos más importantes para la penetración del manga
japonés en Occidente, incluido España. Planeta,
que guarda los derecho de la obra, ha aprovechado el estreno de la película en
acción real protagonizada por Scarlett Johansson para sacar una nueva edición
dentro de la colección Trazado, una
línea pensada para dar cabida a diferentes tebeos de temática variada cuyo
único punto en común es que son obras maestras del cómic. Alan Moore, Joe Sacco
u Osamu Tezuka son algunos de los nombres propios que podemos encontrar dentro
de la colección.
Las apenas 350 páginas que
conforman la obra quedan de maravilla en un pequeño tomo de tapa dura, sentido
de lectura oriental y papel satinado para la correcta reproducción tanto del
blanco y negro como del color. Como curiosidad, su publicación vino seguida de
una absurda polémica, ya que faltan un par de páginas de la edición original
que el propio Shirow decidió eliminar por su alto contenido erótico –y hay que
reconocer que por su gratuidad- para así facilitar las ventas en Occidente.
Polémica que creció en las redes sociales y que acabó siendo aclarada por la
editorial.
Ghost in the Shell es un manga tremendamente entretenido y aunque a
priori pueda parecer que tiene una trama de ciencia-ficción extrema difícil de
comprender, no es cierto. Se trata de una historia muy asequible para cualquier
aficionado al género, sin necesidad de ser un experto en la materia, ya que el
principal vehículo utilizado por Shirow no es sino la acción desenfrenada y
unas buenas dosis de sentido del humor. Además, su narrativa y su dibujo son
claros, de modo que se puede disfrutar perfectamente de una de las obras más
importantes e influyentes de su época.





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