lunes, 27 de marzo de 2017

Redención (Southpaw), de Antoine Fuqua

El drama deportivo funciona muy bien en taquilla. No en vano esta producción triplicó sus escuetos treinta millones de presupuesto. Y el boxeo goza de un lugar privilegiado dentro de ese género. Clásicos como Toro Salvaje o Marcado por el odio comparten historia con la longeva saga de Rocky Balboa –cuya séptima y última entrega, Creed, se estrenó hace apenas un año- y con otras aproximaciones más modernas, casi todas ellas basadas en hechos reales, como Cinderella Man o la oscarizada The Fighter.

Es el vehículo ideal para contar una historia de superación personal. En el caso que nos ocupa tal vez no veamos nada nuevo, pero el guión tiene detalles interesantes, la dirección de Fuqua (Los amos de Brooklyn) es clásica pero acertada y su actor protagonista, Jake Gyllenhaal, la eleva sobra la media gracias a una buena interpretación, muy física por supuesto, pero cargada de emoción.

Billy Hope es el campeón invicto de peso medio que ha llegado a lo más alto gracias a la ayuda de su esposa. Ambos salieron de lo más bajo de la sociedad, de hogares de acogida, pasando por la cárcel y logrando formar una familia juntos. Pero Billy lo pierde todo cuando Maureen muere en un extraño suceso, ya que el desequilibrio se instala en su vida, sus supuestos amigos lo abandonan y Servicios Sociales le arrebata a su propia hija. Si quiere recuperarla, deberá volver a sentirse una persona y lo único que sabe hacer es boxear. Pero no va a poder hacerlo solo.

Puede que la historia recuerde a un buen montón de tópicos del género, pero resulta muy entretenida en sus dos horas de duración. Detrás de ella se encuentra Kurt Sutter en su primer guion para cine, tras hacerse un nombre en la televisión norteamericana, tras producir, escribir, dirigir y actuar ocasionalmente en dos míticas series como The Shield y Sons of Anarchy, de la que además es el creador. Antoine Fuqua aporta una mirada sobria alejada de cualquier tipo de alarde. Es un profesional capaz de cambiar de género con acierto y prácticamente todas sus películas se dejan ver con agrado. Detalles como los momentos posteriores al combate, que pocas veces vemos en este tipo de películas o la cambiante relación de la pequeña con su padre me han parecido novedosos.

Gyllenhaal ha demostrado sentirse muy cómodo en un tipo de cine algo alejado de lo comercial. Sus incursiones en el mismo, con producciones como Prince of Persia no le salieron muy bien, así que tiene muy claro dónde está su sitio. Dramas como Brothers; policiacos como Sin tregua o proyectos inclasificables como Nightcrawler le han convertido en uno de los actores de su generación con una carrera más interesante. Le acompañan en el reparto en unos papeles secundarios dos seguros como Rachel McAdams (Doctor Extraño, True Detective, Spotlight, Sherlock Holmes, Midnight in Paris, Más allá del tiempo) o Forest Whitaker (Arrival, Rogue One, Repo Men).

La película también atesora alguna que otra curiosidad. Se trata de la última banda sonora compuesta por James Horner antes de morir, al que va dedicada la película. También se trata de una historia que en un principio iba a protagonizar el rapero Eminem, ya que tiene muchos elementos sacados de su propia vida. Al final se salió del proyecto y participó en la producción con un par de temas musicales. Además es la primera producción en la que el Grupo Wanda ha participado en Hollywood, lo que hizo que se estrenará primero en China.


A nuestro país llega con prácticamente dos años de retraso, ya que se estrenó en junio de 2015. Si a eso le añadimos un nuevo desplante en la traducción del título, tenemos todos los elementos para que triunfe en nuestra taquilla. 

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