jueves, 2 de marzo de 2017

Superman/Batman: enemigos públicos, de Jeph Loeb & Ed McGuinness

Jeph Loeb es un guionistas con muchos detractores, pero hay que reconocerle que es un profesional que sabe perfectamente qué es lo que su público objetivo requiere de él y está dispuesto a dárselo una y otra vez, merced a una serie de asociaciones con un buen número de dibujantes de primer nivel, atraídos sin duda por un guionista con dos características casi inigualables: sus cómics venden mucho y no tiene ningún reparo en pasar a un segundo plano, otorgando el mayor protagonismo al dibujante.

Aunque ahora Loeb vive un poco retirado de los guiones de cómics, más centrado en los proyectos audiovisuales de Marvel, cuando se publicó esta serie –entre octubre de 2003 y marzo de 2004- se encontraba en un momento dulce dentro de la editorial DC Comics –la cual acabaría abandonando, jurando nunca más volver a trabajar para ellos-. Ya había trabajado con McGuinness en una de las series principales del Hombre de Acero y se le encargó lanzar una nueva colección con los dos héroes más populares de la editorial viviendo aventuras conjuntas: Batman y Superman.


Enemigos públicos es el primer arco argumental de la serie, que fue cambiando de dibujante con cada nueva aventura. Michael Turner y Carlos Pacheco, por ejemplo, sucedieron a un McGuinness (Guardianes de la Galaxia: pecado original) que iba dejando poco a poco cada vez más atrás su marcado estilo cartoon, con el que comenzó su carrera. Todavía mantenía sus grandes y rotundas figuras, mejorando cada vez más en su narrativa y aprovechando la oportunidad de plasmar muchas de las delirantes ideas de Loeb, pensadas exclusivamente para empatar al lector. Superman amenazando a Batman con el batmóvil de los años sesenta; el Hombre de Acero empuñando –y disparando- un rifle; el robot-fusión gigantesco del delirante final; Luthor y Amanda Waller dándose el lote; el chiste sobre Power Girl y los adolescentes o el continuo desfilar de los diversos héroes y villanos del Universo DC, la mayoría de las veces sin mucha razón aparente. Una época un tanto loca, con Lex Luthor de desquiciado presidente de los Estados Unidos y una pareja de héroes juntos contra el mundo.

La trama central intenta mostrar un plan de Luthor para desacreditar y destruir definitivamente a Superman, aprovechando que un meteorito del tamaño de Australia se dirige en rumbo de colisión con la Tierra. Superman es declarado responsable y puesto en busca y captura, ya que el origen del meteorito no es otro que el planeta Krypton. Batman por supuesto le ayudará, dejando de lado sus propios problemas personales. Aquí Loeb aprovecha para introducir otras características de su escritura, como el misterio o la provocación (New Ultimates, Ultimates: sexo, mentiras y DVDs). De igual manera que en Batman: Silencio jugaba con la identidad de un mítico personaje ya fallecido, aquí lo hace con la verdadera identidad del asesino de los Wayne. También hay humor, mucho texto –Loeb no se resiste a plasmar los pensamientos en paralelo de ambos héroes, en una manera de poner en contraste sus caracteres-, muchos golpes de efecto y hasta una muerte sentida.

A McGuinness, amigo de meter pocas viñetas por página y con un buen nivel de detalle, le apoyan en las tintas Dexter Vines y Dave Stewart con la paleta de colores.

Estos tebeos se han publicado ya con anterioridad en España en varias ocasiones. La última de ellas ha sido en el coleccionable que ECC está publicando junto a Salvat, en tapa dura y acompañados por bocetos del autor, todas las portadas y algún que otro pequeño artículo sobre los personajes y los autores. Además viene acompañado por una pequeña joya: nada más y nada menos que el Superman #76 USA, publicado en junio de 1952 y con el primer encuentro entre ambos personajes en las páginas de un cómic –hasta entonces llevaban un buen puñado de años compartiendo portadas-. Los artífices fueron Edmond Hamilton a los guiones y el mítico Curt Swan dibujando. La historia desprende esa candidez de la época, el sentido del humor, la comedia de enredo y la aventura continua.

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