Han pasado quince años desde
que la República Galáctica y la Orden Jedi fueran destruidas. El Imperio está a
punto de acabar con toda resistencia y los pocos rebeldes que luchan contra la
tiranía sobreviven más mal que bien escondidos en pequeños planetas y
embarcados en una serie de misiones a cada cual más suicida en busca de lo
necesario para continuar: hombres y mujeres dispuestos a luchar –mejor si saben
pilotar-, suministros y armas, tecnología punta y todo tipo de información que
les lleve a conocer mejor los planes del Imperio, empeñado en diseñar armas
cada vez más letales.
Esta ambientación es uno de
los puntos más cuidados de esta serie, sin duda lo mejor que ha salido de la
compra de Lucasfilm por parte de Disney. La tripulación de la Ghost, que alberga en su interior al
único Jedi con su aprendiz que queda en la galaxia, tiene un papel predominante
en estos primeros coletazos de lo que acabaría conociéndose como la Alianza
Rebelde. Lo que en un principio no era sino una versión descafeinada de los
principales protagonistas que surcaban el espacio a bordo del Halcón Milenario en Star Wars, se ha convertido en algo mucho más importante, ya que la
serie ha comenzado a asimilar personajes de las películas, de la anterior serie
The Clone Wars e incluso del Universo Expandido, ahora fuera del
canon oficial y retitulado Leyendas.
Es sin duda otro de los puntos
de mayor interés junto con el desarrollo del universo cada vez más familiar y
creíble en el que se mueven los personajes: la asimilación de toda esa
información y su uso lógico dentro de una saga que abarca muchísimas páginas de
historia. Si la temporada anterior acababa de manera trágica con la pérdida de
la vista de Kanan, la épica y triste muerte de Ahsoka a manos del que fuera su
maestro, Darth Vader y los remordimientos de Ezra por dejarse seducir por el
Lado Oscuro, el inicio de esta nueva tanda de episodios nos trae a uno de los
villanos más carismáticos del universo expandido: el Gran Almirante Thrawn, que
creara el escritor Timothy Zahn en la que está considerada como la mejor secuela posible de la saga original –y muy superior a lo que se nos mostró en El despertar de la Fuerza-.
No es el único personaje
conocido que se dejará caer por la serie. Wedge Antilles, aquel piloto que se
convertirá en el único superviviente, junto a Luke Skywalker, de la batalla de
Yavin, es aquí reclutado por los rebeldes y la senadora Mon Mothma, a la que
vimos hace poco en Rogue One y antes
de eso en La venganza de los Sith,
da los primeros pasos en su camino de convertirse en una de las fundadores de
la Alianza.
Los misterios alrededor de los
Jedi y los Sith que tan atractivos resultan para los aficionados tienen aquí de
nuevo una parte importante del metraje, ya que cada cierto tiempo se vuelve
sobre los caminos de la Fuerza. En esta ocasión primero conoceremos a un nuevo
ser relacionado con la Fuerza que no pertenece a ninguno de los bandos y que
acaba siendo esencial para que Kanan supere parte de su ceguera. Darth Maul
tampoco ha dicho su última palabra y su obsesión con Ezra llevará a ambos a
Dathomir, el lugar de origen del primero. Un planeta habitado por una raza de
brujas capaces de manipular el Lado Oscuro con su magia y que durante un tiempo
sirvieron a Lord Sidius con varios aprendices y que finalmente hallaron su
final con la llegada del Imperio. Como curiosidad, las respuestas que ambos
buscan son esencialmente la misma. No es lo único interesante en cuanto a los
Jedi: Sabine y su origen en Mandalor nos da una buena oportunidad de presenciar
el entrenamiento con el sable láser.
También hay que destacar el
esfuerzo en el guión para encajar toda la información que hasta ahora tenemos.
Rex, que luchó en las Guerras Clon junto a Skywalker y Kenobi, ya integrado
como un miembro más de la tripulación de la Ghost,
va a tener la oportunidad de enfrentarse a los droides de nuevo e incluso
visitará Geonosis, allí donde empezó la guerra en el Episodio II, en busca de
información sobre un arma que todos conocemos de sobra y que a los personajes
todavía les queda tiempo por descubrir. Incluso las conexiones con las nuevas
películas están ahí para quien quiera verlas: Saw Guerrera, interpretado por
Forest Whitaker en Rogue One, aparece
en un par de episodios y en la batalla final de esta última película de imagen
real podemos ver a Chopper y a la Ghost.
Eso nos da una pista de que al menos Hera, su piloto, sigue viva.
Mención especial merece el
enfrentamiento final entre Maul y su mayor enemigo, Obi-Wan Kenobi. Sin duda no
lo que esperábamos, pero repleto de emoción y sentimiento. Es imposible no
conmoverse ante la mirada vigilante de Kenobi y la de un todavía muy joven Luke
jugando alrededor de la granja de humedad de sus tíos.
Star Wars Rebels sabe jugar muy bien con lo antiguo y lo moderno.
Aprovecharse del pasado y de lo que sabemos del futuro para contar una historia
que nos interese. Si hasta se han atrevido en un par de episodios a replicar la
conocida dinámica entre C3-PO y R2-D2, al introducir a un nuevo droide
parlanchín.







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