miércoles, 5 de abril de 2017

The Good Wife. Segunda temporada

Una de las señas de identidad de esta serie es como la natural separación que debería existir entre la vida personal y laboral de la protagonista va deshaciéndose poco a poco, llegando a mezclarse en muchas ocasiones de tal forma que cuesta distinguir en qué bando se encuentra militando Alicia Florrick en cada momento.

Las manipulaciones de Eli Gold, en el último episodio de la primera temporada, hicieron que Alicia cerrara filas en torno a su marido, allanando el camino hacia una nueva campaña política en pos de retomar su antiguo cargo de fiscal del distrito. En detrimento de una posible relación amorosa con Will Gardner, su jefe en el bufete.

Dejando de lado momentáneamente este triángulo romántico, las principales tramas de esta segunda temporada se centran en dos escenarios diferentes, siempre con Alicia pivotando en el medio: en primer lugar la campaña política de su marido, que afecta de manera insospechada a su vida personal; mientras que en segundo lugar, pero no menos importante, se encuentra una batalla entre bambalinas por el control del bufete, ya que Diane y Will se han visto obligados a asociarse con otra firma, liderada por Derrick Bond, al que interpreta el actor Michael Ealy (androide en Almost Human, policía en FlashForward o The Following).

Bond está dispuesto a todo, incluso por medios poco ortodoxos, para acabar dominando el nuevo negocio. Una de sus primeras medidas, que tendrá funestas consecuencias para Kalinda, es traer un nuevo investigador de métodos aún más discutibles que los de la propia Kalinda.

Aunque las tramas políticas siempre me han atraído más que las legales, ambas se complementan bastante bien en cuanto que Alicia debe seguir medrando dentro del bufete, ahora enfrentada en muchos de sus casos a su antiguo compañero Cary Agos, el último fichaje de la Fiscalía, precisamente para que se encargue de aquellos juicios en los que participe la mujer del antiguo fiscal del distrito.


También resulta interesante apuntar el hecho de que en ningún momento se abandonan ni el desarrollo de las tramas ni el caso semanal que cambia en cada episodio. Muy curioso es el papel secundario de muchos actores que aparecen muy de vez en cuando, ya que por fuerza hay un buen puñado de rostros que se repiten cada pocos capítulos: abogados, jueces o clientes del bufete. Merece la pena destacar a Mike Colter, Luke Cage en las series superheroicas de Marvel y Netflix o a Michael J. Fox como un abogado tan hábil como falto de escrúpulos.

La segunda temporada de The Good Wife eleva el nivel de la primera. Hay una enorme cantidad de personajes secundarios en danza que se hacen interesantes más allá de su relación con Alicia, aunque es cierto que Julianna Margulies es el corazón de la serie y cuanto más en el ojo del huracán se encuentra, más lo disfrutan los espectadores. En uno de los últimos episodios de esta temporada, cuando Alicia debe enfrentarse a sus hijos tras haber tomado una decisión drástica en lo referente a su vida con su marido, la actriz está magnífica, lo que le valió un Premio Emmy –ese año The Good Wife estuvo nominada a nueve de estos premios-.


La evolución de todos los personajes está muy lograda y aquellos que parecen van a tener un papel anecdótico o cuyo ciclo ha acabado, son reciclados con inteligencia. De modo que de nuevo tenemos un final que parece va a cambiarlo todo y que deja un interesante punto de partida para la siguiente temporada. 

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