En el verano de 2001 se estrenó The Fast and the Furious, un remake encubierto de Point Break (1991) en el que coincidieron dos actores emergentes como Paul Walker y Vin Diesel. Y al igual que ocurría en la fantástica película de Kathryn Bigelow, mientras el primero se encargaba de llevar el peso del papel protagonista, fue el segundo el que destacó por su carisma. La historia, en cuyo guion participó el director David Ayer (Corazones de acero), estaba basada en un artículo de prensa sobre el mundo de las carreras ilegales de coches en la Costa Este, aunque para la producción se eligió la ciudad de Los Angeles –el nombre de la película también se cogió de una anterior de 1955 en la que Roger Corman estuvo implicado y cuyo argumento no tenía nada que ver con esta-.
La dirección de Rob Cohen, la música electrónica de BT y un casting en el que destacan nombres de jóvenes actores y actrices como Michelle Rodriguez (Machete Kills) o Jordana Brewster –ninguna de las dos tenía carnet en aquel momento- auparon a una película de acción y drama a los puestos más altos de la taquilla, dando inicio a una de las franquicias más exitosas en la historia de Universal que se ha extendido a otros medios como la televisión o los videojuegos y que en pantalla grande ya ha visto estrenadas nueve estregas y un spin-off.
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El jovencísimo casting original de The Fast and the Furious |
No era de extrañar que la secuela entrara en preproducción lo antes posible, pero aquí nos encontramos con más de una sorpresa. Y es que resulta de lo más curioso cómo ha ido evolucionando la saga, sobre todo si la comparamos con su primera entrega. Cómo ha ido incorporando nuevos conceptos, reciclando otros que ya habíamos visto y adaptándose a los gustos del público, demostrando una fe inquebrantable en la taquilla para arriesgar con diferentes enfoques y cambios importantes.
2 Fast 2 Furious se estrena en 2003 y ante la marcha de Vin Diesel la historia prescinde de todo el clan familiar de los Toretto que acompañaban al personaje, dejando a Paul Walker como único actor que repetía junto al agente del FBI que lo reclutó en la primera película y que aquí vuelve a hacer lo mismo una vez que O’Conner ha sido expulsado de la policía. Diesel estaba en ese momento intentando labrarse una carrera por sí mismo y no aceptaba papeles en los que no fuera el absoluto protagonista –el actor repitió con el director Rob Cohen en XXX, una película en la que se volvía a contar la misma historia que en The Fast and the Furious pero con unas pocas variaciones-.
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Paul Walker y Tyrese Gibson en 2 Fast 2 Furius |
Cohen fue sustituido por John Singleton, del grupo de guionistas solo repitió Gary Scott Thompson y para la parte musical, una de las señas de identidad de la franquicia, se contrató a David Arnold. Como compañero de aventuras de Paul Walker nos encontramos con el músico y modelo Tyrese Gibson (La carrera de la muerte) –que luego volvería a rodar con el director Cuatro hermanos (2005)- cuyo personaje propició la característica más definitoria de esta entrega: es la película de toda la saga con un tono de humor más marcado. Eva Mendes (Cruce de caminos) y la debutante Devon Aoki cumplen con otro de los tópicos de la saga, al menos en sus comienzos: la presencia de mujeres explosivas ligeras de ropa alrededor de los fabulosos coches tuneados. Aunque la historia es prácticamente la misma –infiltrarse en una organización criminal- tiene algunas innovaciones: las carreras de 10 segundos que aparecían en la primera película aquí son sustituidas por carreras en circuito urbano; la Costa Oeste deja paso a la ciudad de Miami como principal escenario y por primera vez se juguetea con el concepto de realizar misiones imposibles utilizando los coches como herramienta, una idea que luego cuajaría en secuelas posteriores hasta límites insospechados –el villano de esta película, Cole Hauser (Yellowstone), había coincido un par de años antes con Diesel en Pitch Black (2000), la primera entrega de la franquicia Riddick-.
Hay que señalar que el trabajo que Brian y Roman tienen que llevar a cabo no es otro que el de transporter –la película protagonizada por Jason Statham se había estrenado tan solo un año antes-.
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Sung Kang (Han Lue) y Lucas Black (Sean Boswell en Tokyo Drift |
La secuela fue otro exitazo en taquilla lo que hace todavía más sorprendente lo que ocurrió con la tercera parte: ninguno de los actores que habían participado en la primera y segunda entrega aceptaron volver a repetir sus papeles. Con una curiosa excepción.
The Fast and the Furious: Tokyo Drift (2006) es la película más extraña de toda la franquicia, la que ha pasado más desapercibida y la que está considerada como la menos trascendente, aunque tiene los suficientes puntos de interés como para no perdérsela. El primero y más importante es la llegada a la silla de director de Justin Lin, que luego filmaría las mejores entregas de la saga en un caso muy parecido al de David Yates en la franquicia Harry Potter. El segundo es el de Chris Morgan como guionista, que con los elementos que le dieron apostó por una historia que tenía en su centro de nuevo las carreras de coches ilegales y que fue aderezando con todos los tópicos imaginables del cine de instituto norteamericano o de las películas que tenían alguna relación con Japón, Yakuza incluida. El protagonista, Sean Boswell (Lucas Black) entra a trabajar para Han Lue (Sung Kang) como conductor, especializándose en el estilo de conducción que vemos en la película, el drift o el derrape necesario para competir en espacios cerrados como parkings o en exteriores como curvas de montaña –donde Lin comenzó a demostrar de lo que era capaz con la cámara, en la secuencia más espectacular de toda la película-.
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Michelle Rodriguez (Letty) y Vin Diesel (Dom) en la cuarta entrega |
Diesel siempre ha sido un actor algo especial, muy ambicioso y por esos años todavía intentaba convertirse en un actor de éxito pero no lo estaba teniendo nada fácil. Ya en la primera entrega había podido introducir cambios en el guion en lo referente a su personaje y de la segunda no quiso saber nada porque –y tenía toda la razón- la película estaba hecha con la típica plantilla de secuela de Hollywood donde todo era más espectacular pero también más vacío de contenido. Para la tercera entrega aceptó hacer un cameo en las últimas escenas donde se revelaba su relación previa con Han y lo hizo tras un acuerdo con Universal en el que varios derechos cambiaron de manos –a partir de la siguiente entrega Diesel entró como productor de la saga y también consiguió cierta influencia en la de Riddick-.
Tokyo Drift es entretenida y se agradece que no volvieran a repetir el principal leitmotiv de las dos primeras –también introdujo otra característica que luego se convertiría en esencial en la saga: el escenario exótico-. Pero también es cierto que es muy previsible y que también se nota demasiado que está hecha con plantilla. Pero en la saga Fast & Furious todo es aprovechable y en esta ocasión tampoco fue una excepción.
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Los cantantes puertorriqueños Don Omar y Tego Calderón |
El estreno de Fast & Furious –curioso el juego con los nombres de cada nueva secuela, sobre todo si además se tiene en cuenta la traducción al español- en 2009 marca un importante punto de inflexión en la franquicia. Es una película repleta de sorpresas, la primera de ellas el hecho de que se estrenara tras Tokyo Drift, que había recaudado más de lo presupuestado pero que en ese apartado no había sido un éxito ni mucho menos. La cuarta entrega de la saga nos trae de nuevo al casting principal de la primera película, liderado esta vez por Vin Diesel (Dominic Toretto) –que entraba también como productor, algo que se nota en la caracterización de su personaje, más parecido a sus otros héroes de acción-, su inseparable Letty (Michelle Rodriguez), su hermana Mia (Jordana Brewster) y Brian O’Conner (Paul Walker), que ahora es agente del FBI con la misión de desbancar a un cártel mexicano que ha tomado el control del tráfico de droga en la ciudad de Los Angeles y cuyo capo está interpretado por John Ortiz.
Los que sí repitieron fueron Justin Lin en la silla de director, Brian Tyler a cargo de la banda sonora y Chris Morgan como guionista que, sin lograr un resultado brillante, amolda lo que habíamos visto en la saga de forma que se tome una nueva dirección y además introduciendo varias novedades. Lin sigue mejorando en su labor y nos deja para el recuerdo el vibrante prólogo en República Dominicana, con el robo del camión de gasolina y las escenas que tienen lugar bajo tierra en los túneles, muy logradas.
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Fast Five, la mejor película de la saga, transcurre en Río de Janeiro |
Fast & Furious tiene mucho de refrito: la banda de Dom se dedica a lo mismo que vimos en la primera y la trama principal de la película es la misma que la de la segunda, es decir, infiltrarse como conductores en una peligrosa organización criminal. Lo interesante viene cuando vamos descubriendo rasgos de exitosas sagas de acción como James Bond o Misión: Imposible –las numerosas localizaciones a lo largo del mundo, la acción cada vez más imaginativa y exagerada- mientras las principales características de la saga van asentándose: desde la carrera en circuito urbano hasta el uso de los coches como principal herramienta para llevar a cabo una peligrosa misión, sin dejar de lado las despampanantes mujeres que van a pasando por ahí –Gal Gadot, futura Wonder Woman, debuta en esta película como actriz con un pequeño papel- o la idea de familia de Dom. Tampoco se libra de alguna que otra tontería, como el hecho de que Dom sea un criminal buscado que pasa la mayoría del tiempo escondido en su propia casa.
La cuarta entrega de la saga no solo se convirtió en un tremendo éxito de taquilla, sino que cimentó lo que luego permitiría continuar la franquicia con cinco películas más, apostando por algo cada vez más grande en cada nueva entrega. Ojo al dato curioso de su prólogo, en el que nos encontramos con Han Lue, el personaje interpretado por Sung Kang que coprotagonizó la tercera entrega y que moría al final de Tokyo Drift –no es el único personaje protagonista que muere en esta película: el principal desencadenante de la acción es el asesinato de Letty-. Esto altera la cronología de la saga, diferenciándola del orden en el que fueron estrenadas y situando, al menos de momento, a Tokyo Drift en último lugar.
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La actriz española Elsa Pataky se incorpora en la quinta entrega de la franquicia |
Otra curiosidad de la franquicia: los protagonistas beben constantemente Coronita, pero no es algo buscado por el anunciante, por lo que podemos estar frente a una de las mayores campañas de publicidad involuntarias de la historia del cine.
Fast Five se estrena en 2011, continuación directa de la anterior y la mejor entrega de toda la franquicia, por lo que no era de extrañar que marcara el rumbo de la saga a partir de entonces –su presupuesto había aumentado considerablemente y en el momento de su estreno se convirtió en la película más taquillera de toda la saga por lo que inmediatamente se comenzó a trabajar en la sexta. También aumentó la duración de forma considerable, llegando hasta las dos horas de metraje-. El cambio dado por Justin Lin y Chris Morgan es importante: se acabaron las carreras de coches –es la única película de la saga en la que no aparecen-; ahora nos encontramos ante una película de acción y robos a gran escala donde el director puede lucirse a su gusto; hay persecuciones por los tejados de las favelas, tiroteos, una buena palea cuerpo a cuerpo protagonizada por Vin Diesel y Dwayne Johnson y una espectacular secuencia final por las calles de Río de Janeiro donde los protagonistas vuelven a ser los coches de alta gama –aunque la película está ambientada en la ciudad brasileña, la mayoría de escenas se rodaron en Puerto Rico-.
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La familia de Dom en Fast Five |
Otro éxito incuestionable de la película es recuperar a buena parte del casting de anteriores entregas para que formen el equipo –la familia- de Dominic Toretto, su hermana Mia y Brian: Vince (Matt Schulze), el mejor amigo de Dom en la primera entrega; Roman Pearce (Tyrese Gibson) y Tej Parker (Chris Ludacris Bridges) eran los amigos de Brian en la segunda entrega; Han Lue (Sung Kang), que murió en la tercera y Gisele Yashar (Gal Gadot) y los cantantes puertorriqueños Tego Calderón y Don Omar que debutaron en la cuarta.
A esto hay que sumar las incorporaciones a la franquicia del mencionado The Rock (Dolor y dinero) y de Elsa Pataky como dos agentes de la ley tras la pista de Toretto y los suyos –como curiosidad, la película tiene escena post créditos, donde averiguamos, gracias a la agente Monica Fuentes –interpretada por Eva Mendes en 2 Fast 2 Furious- que Letty (Michelle Rodriguez) está viva-. Como villano de la función tenemos a Joaquim de Almeida (El maestro de esgrima) en un papel al que ya debe de estar acostumbrado.
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Gal Gador debuta en la cuarta entrega y toma un mayor rol a partir de la quinta |
Fast & Furious 6 –ya se les estaba agotando la imaginación a la hora de titularlas- eleva las apuestas de todas las anteriores. Se estrena en 2013 y supone la despedida de Lin de la silla de director hasta la llegada a los cines de la novena entrega. El madrileño Lucas Vidal, ganador de dos Premios Goya y de un Emmy, se convierte en el responsable de la banda sonora sustituyendo a Brian Tyler, que volvería en la siguiente –no es lo único de esta producción con acento español: las islas Canarias se convirtieron un uno de los platós naturales de la película-. La saga seguía con una salud envidiable, ya que la taquilla la aupó a la más exitosa de toda la franquicia por lo que los rumores de una séptima entrega no dejaron de circular en ningún momento.
En cuanto a los actores, todos los principales repitieron sus roles a excepción del actor Matt Schulze, cuyo personaje había fallecido en Río de Janeiro. Aunque lo más destacable en este apartado es la vuelta de Letty Ortiz, a la que se creía muerta desde la cuarta –no es la única vuelta inesperada: el traficante de la cuarta película interpretado por John Ortiz tiene una breve aparición en esta trama en la que el agente Hobbs (Dwayne Johnson) recluta al equipo de Toretto bajo la promesa de otorgarle la amnistía y el perdón si le ayudan a atrapar a un criminal con un peligroso objetivo que podría costar la vida a millones de personas, interpretado por el galés Luke Evans (El profesor Marston y Wonder Woman)-. Como mano derecha de Hobbs tenemos a Gina Carano (The Mandalorian) y la breve aparición en una escena post créditos de Jason Statham (Mechanic: Resurrection), dando de paso explicación a uno de los misterios de la saga: él es el responsable de la muerte de Han en Tokyo Drift, lo que sitúa la tercera entrega de la saga cronológicamente entre la sexta y la séptima –no es la única muerte de esta película: Han acaba en Japón tras perder a Gisele (Gal Gadot)-.
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Vin Diesel y Paul Walker en Fast Five |
Furious 6 lleva la exageración a otro nivel de la mano de un director que se siente con la confianza y el respaldo necesarios para llevar a cabo casi cualquier cosa que se le ocurra. La persecución en Londres palidece ante lo que podemos ver en una España prácticamente irreconocible, primero en una autopista de la mano de un tanque y después en un aeródromo –ya hemos visto motos y trenes, era inevitable que los coches comenzaran a competir con aviones de carga-. Aunque el resultado es satisfactorio y la película es entretenida, no supera a su predecesora: la historia es algo más confusa, da demasiadas vueltas y abusa mucho de situaciones que ocurren porque sí, sin ninguna explicación. La verdad es que poco de lo que vemos tiene mucho sentido pero el éxito estaba garantizado y el estreno de la séptima entrega estaba fuera de toda duda. Por desgracia, Furious 7 (2015) se convirtió en la más triste de toda la franquicia.
El 30 de noviembre de 2013 Paul Walker moría en un accidente de tráfico no relacionado con el rodaje de Furious 7, película en la que se encontraba trabajando en ese momento. Como era de esperar, el estreno tuvo que posponerse y varias de sus escenas tuvieron que ser acabadas por dobles y familiares. La producción se encareció debido a los retrasos y a la ambición de las escenas de acción, lo que acabó redundando en la taquilla convirtiendo a esta entrega en la más taquillera de la franquicia y una de las películas más exitosas de la historia.
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La espectacular escena del tanque de la sexta entrega tiene lugar en Canarias |
El guion de Chris Morgan brilla en esta historia de venganza donde el hermano de Owen Shaw (Luke Evans), interpretado por Jason Statham, pone en su punto de mira a Dominic Toretto y a todos sus amigos y familiares. Con el mismo punto de locura que entregas anteriores pero mejor armada y mucho más divertida, sacando todo el partido al carisma de varias de sus estrellas y con un James Wan que se estrenaba en la saga como director y de paso en una gran superproducción de acción y aventura, ya que sus orígenes se encuentran en el cine de terror –en 2018 volvería a dirigir otro éxito de taquilla semejante a su paso por la franquicia de Fast & Furious: Aquaman-.
Furious 7 tiene más de Misión: Imposible que nunca: en su primera parte hilvana toda la historia de la franquicia hasta entonces y entronca perfectamente con lo que vimos en Tokyo Drift –el personaje protagonista de aquella, Sean Boswell (Lucas Black) tiene unos breves diálogos-; hay una serie de trabajos que el equipo de Dom tiene que llevar a cabo –rescatar y proteger a una hacker, enfrentarse a terroristas de primer nivel- mientras tienen que sobrevivir a los ataques despiadados de Shaw. Robos imposibles, tiroteos y peleas cuerpo a cuerpo de todo tipo, coches volando, edificios explotando y localizaciones exóticas como Abu Dabi. En la película repiten todos los principales protagonistas y se añaden varios más: el primero de ellos el protagonizado por Statham, un actor increíblemente carismático que, pese a hacer de villano, no podía quedar desaprovechado para el futuro; Kurt Russell (Los odiosos ocho) también tira de carisma como el misterioso Mr. Nobody, el típico agente gubernamental de recursos infinitos o Nathalie Emmanuel (Missandei en Juego de Tronos) como la hacker Ramsey. Mientras que en la galería de villanos hay que añadir a Djimon Hounsou (Capitana Marvel) o a Ronda Rousey (Los mercenarios 3) en un papel muy parecido al que tenía Carano en la anterior: partirse la cara con Rodriguez. El actor tailandés especialista en artes marciales Tony Jaa hace lo propio con Paul Walker.
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Sung Kang, Vin Diesel, Gina Carano, Luke Evans y Dwayne Johnson |
La película termina con un bonito homenaje a la figura de Paul Walker, pero lo más curioso es que su personaje no muere en la historia. En la siguiente se deja muy claro que vive retirado con su mujer y sus hijos y que no pueden llamarle para no ponerle en peligro.
The Fate of the Furious se estrena en 2017, la primera tras la muerte de Paul Walker y lo hace estrenando un director, F. Gary Gray, con experiencia tanto en películas de acción como en carreras de coches y un viejo conocido de varios de los actores: coincidió con Statham y con Charlize Theron (Mad Max. Furia en la carretera) en The Italian Job (2003) –por cierto, en Hobbs & Shaw, el spin-off de la saga, el personaje de Statham insinuaba que es el mismo que el de la película famosa por las carreras de Minis- y con Diesel en A Man Apart (2003). Su estilo pega con la saga, es competente con la cámara y tiene la suerte de filmar una de las escenas más exageradas –aunque bien resuelta- de toda la saga, en el hielo y con un submarino –ya habíamos visto coches vs coches, tanques, aviones, camiones, helicópteros, ¿por qué no submarinos?-. El personaje de Theron es un gran añadido a la franquicia, una ciberterrorista que se las arregla para que Dom traicione a los suyos y pase a trabajar para ella.
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Parte de la séptima entrega transcurre en Abu Daby |
La desaparición de Walker hace que Johnson tome un papel más predominante que en anteriores películas. La relación entre la estrella y Diesel no fue fácil: su aparición se da en la mejor de todas las películas de la saga y su carisma y su físico descomunal caen muy bien al público, por lo que el actor exigió mayor importancia para su personaje. Al final el problema se resolvió solo: la entrada de Statham confirmó que ambas estrellas se llevaban muy bien en pantalla –el inglés no solo se lleva bien con todo el mundo, parece que no tiene problemas con la jerarquía dentro de las producciones en las que participa- y la solución fue prepararles una película para ellos solos, que acabó estrenándose en 2019 –ninguno de los dos protagoniza la novena entrega-. Eso sí, con las conexiones a las que estamos acostumbrados en la saga.
Volviendo a Fast & Furious 8 hay localizaciones en Cuba, Berlín, Nueva York –con una secuencia de nuevo tan exagerada como divertida, la que más coches ha utilizado y destrozado en toda la saga- y finalmente Rusia. La actriz Helen Mirren (Red) hace un cameo y sale tan bien que acaba quedándose en la franquicia; los puertorriqueños Tego Calderón y Don Omar vuelven a aparecer por unos momentos –no los veíamos desde el final de la quinta, cuando se gastaban la pasta ganada en Río en un casino en Montecarlo- y también nos despedimos de Elsa Pataky, que hace aquí su última aparición en la franquicia –al menos de momento porque quién sabe, lo de la resurrección no parece ser un problema para Chris Morgan-.
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Vin Diesel y Charlize Theron en la octava entrega, en Cuba |
La mano derecha de Charlize Theron es el actor Kristofer Hivju, también conocido por Juego de Tronos y el Mr. Nobody de Russell viene acompañado por Scott Eastwood.
Una gran villana para una película notable, entretenidísima y que al menos tiene una historia central diferente a las anteriores, eso sí, sin dejar de lado muchos de los elementos más reconocibles de la saga y que sigue tejiendo una gran historia desde que el equipo de Dom fuera reclutado por primera vez por Hobbs para el trabajo en Londres –Luke Evans tiene también una breve aparición para dar más empaque a todo lo contado-. Por si todo esto no fuera suficiente la novena entrega, que acaba de estrenarse, continúa la historia donde se quedó esta última, que también funcionó muy bien en taquilla.
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La imposible escena del submarino en la octava entrega |
Fast & Furious Presents: Hobbs & Shaw (2017) narra la colaboración entre los personajes de Johnson y Statham, de nuevo contra un terrorista esta vez interpretado por Idris Elba (Pacific Rim). La misma historia pero con un punto más de locura y sobre todo de sentido del humor, dado la forma en la que Chris Morgan, guionista de la saga, escribe a ambos personajes, que se mueven principalmente por Londres y Samoa. David Leith, doble de acción y coreógrafo, que se fogueó como segundo director y que debutó como principal en John Wick (2014), llega a la saga para traer un nuevo punto de vista, aunque es verdad que no innova demasiado –me pareció mucho más interesante su Atómica (2017) junto a Charlize Theron-.
Helen Mirren vuelve a aparecer como la matriarca de la familia Shaw, a la que añadimos un nuevo miembro interpretado por Vanessa Kirby. Eddie Marsan (Jonathan Strange y el señor Norrell) tiene un pequeño papel de eminente científico inventor del virus mortal que desencadena la acción y hay un par de cameos de Ryan Reynolds y Kevin Hart, conocidos del director y de The Rock.
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Casting principal de Hobbs & Shaw |
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