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Portada de Stegman para en Venom #1 USA, edición de Panini |
De la unión de un periodista venido a menos y el alienígena parasitario que Spiderman se trajo por error de las Secret Wars nació Veneno, un reflejo oscuro del propio trepamuros cuya popularidad no hizo más que aumentar desde su primera aparición a finales de la década de los ochenta. David Michelinie, el guionista que lo presentó al público, contó con la ayuda de estupendos dibujantes que a lo largo de su etapa al frente de la colección más importante de Spiderman –Todd McFarlane, Eric Larsen o Mark Bagley- llevaron al personaje por un camino de cambio y redención que acabó con él convertido en uno de los antihéroes más importantes de la editorial en la década de los noventa.
Ahora mismo no recuerdo otro personaje que habiendo empezado como villano se haya mantenido en el candelero durante tanto tiempo, ya sea a través de series limitadas, números especiales, apariciones en otras colecciones o en su propia serie regular. Por si todo esto no fuera suficiente, fue uno de los villanos que aparecieron en la tercera entrega del Spiderman de Sam Raimi y protagonizó su propia película, interpretado por Tom Hardy, en 2008 –donde si bien los resultados artísticos dejaban mucho que desear, la verdad es que en taquilla fue un auténtico bombazo, por lo que la secuela no se hizo esperar-.
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El Veneno de Ryan Stegman |
Con motivo del treinta aniversario del personaje Marvel decidió volver a unir a Eddie Brock con el simbionte alienígena, ya que en los últimos años habían estado separados de forma que habían sido diferentes humanos los que habían servido de huésped a Veneno –el más sorprendente de todos ellos, Flash Thompson, el compañero de instituto de Peter Parker creado por Stan Lee y Steve Ditko-. Tras algunos números algo titubeantes que parece que preparaban el camino para algo más grande, llegaría a la cabecera del Protector Letal uno de los guionistas de moda de la editorial: Donny Cates, que hasta entonces se había caracterizado por saltar de personaje en personaje sin pasar demasiado tiempo en una misma colección, apenas uno o dos arcos argumentales -hasta el momento su estancia en Veneno es la más longeva de toda su carrera en Marvel, lo que muestra su interés y compromiso con la historia que quería contar-.
Con fecha de portada de julio de 2018 aparece una nueva colección de Veneno que contó además con el equipo creativo liderado por Ryan Stegman y completado por las tintas de J. P. Mayer y el color de Frank Martin, una herramienta indispensable para darle el acabado necesario a los lápices de Stegman ya que el tono oscuro y de terror de la serie va a ser evidente desde la primera página –la casualidad ha querido que dos de las mejores series del momento de Marvel tengan un marcado tono de terror, si bien es cierto que El inmortal Hulk de Ewin bebe más de los clásicos de la EC mientras que Cates apuesta más por lo cósmico y las influencias de Lovecraft-.
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Página de Iban Coello para la serie regular de Veneno |
Stegman es un dibujante pelín exagerado con experiencia en la franquicia arácnida, ideal para plasmar a un personaje grotesco como Veneno que ha hecho durante años las delicias de los portadistas que han sabido aprovechar elementos de su diseño como los grandes ojos, la enorme lengua, su horrible sonrisa repleta de dientes o las características de un ente alienígena simbionte que a veces parece una masa de aceite pegajosa que se extiende por innumerables zarcillos.
La historia de Cates es ambiciosa y en sus comienzos está muy bien construida, sumando diversos elementos a la mitología del personaje que a priori no tenían nada que ver con él –por ejemplo toma prestada alguna idea del Thor de Jason Aaron y uno de los principales villanos es el Hacedor, el Reed Richards del Universo Ultimate que acabó pasándose al lado oscuro-. También demuestra conocer lo que se ha escrito del personaje hasta el momento en el que es él el encargado de continuar su historia, algo indispensable ya que su idea no es solo cambiar la naturaleza de Veneno en sí, sino hacer un ejercicio muy acertado de retrocontinuidad para llevarlo en una nueva dirección. En el primer arco argumental, que brilla a un extraordinario nivel, aplica una serie de recursos muy parecidos a los que Straczynski usó a su llegada a The Amazing Spider-Man y con resultados igual de buenos: sitúa al personaje a otro nivel, emparentando al simbionte con un dios primordial, Knull, que proviene de la misma creación del Universo Marvel. Se trata de unos números repletos de ritmo y con grandes sorpresas prácticamente en cada uno de ellos. Tras este primer arco, decide centrarse en la parte humana del personaje, en Eddie Brock, llevándole de vuelta a San Francisco para confrontar los hechos de su pasado.
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El Eddie Brock de Ryan Stegman |
Si Stegman es lo más parecido a un dibujante titular de la serie –suyas son todas las portadas-, el español Iban Coello es lo más parecido a un dibujante sustituto –teniendo en cuenta lo difícil que resulta con los métodos de producción actuales mantener el nivel gráfico de cualquier serie, en ese aspecto Veneno ha sido afortunada-. En el primer año de la colección tan solo hay un episodio en el que el dibujante asignado no es capaz de llegar a los plazos y es necesaria la contratación de un asistente, en este caso Joshua Cassara.
La aportación de Coello es tan valiosa como la de Stegman, mejorando página a página, siendo asistido en los colores por Andres Mossa.
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El Hacedor, por Iban Coello |
Dado la buena aceptación del primer arco argumental entre el público y la confianza cada vez mayor de Marvel en su guionista, se dio salida a otra serie relacionada con el personaje titulada Web of Venom, si bien su publicación no sería regular sino a través de one-shots independientes entre sí y relacionados con diversos aspectos de lo que se nos estaba contando en la serie principal. Los primeros están todos guionizados por el propio Cates y dibujados por artistas como Juanan Ramírez, Danilo S. Beyruth o Kyle Hotz. El primero de ellos es uno de los mejores, con Lobezno como coprotagonista en la guerra de Vietnam cuando se suponía que todavía no tenía sus garras, todo un guiño del guionista a las historias del pasado del personaje antes del cambio de estatus que sufrió en los noventa. Los siguientes estaban orientados a traer de vuelta a una nueva encarnación de Matanza, de nuevo con Cletus Kasady llevando al vástago del propio Veneno –en todos ellos hay homenajes al pasado o algún uso de ideas de sagas míticas de ambos personajes como Matanza máxima-.
El Veneno de Donny Cates también está plenamente integrado dentro del Universo Marvel –en los primeros números hay una aparición estelar del Spider-Man de Miles Morales- y para ello tiene que cubrir su cuota de eventos. Frank Tieri, guionista con cierta tendencia a escribir sobre villanos, echa una mano en los especiales de Web of Venom mientras que Collen Bunn, que había guionizado al personaje antes del relanzamiento de Cates, toma las riendas de la colección principal a partir del segundo año de la colección y durante tres meses donde nos narraría el efecto que la Guerra de los Reinos –el culmen de la estancia de Aaron en la colección del Dios del Trueno- tienen en un Eddie Brock que ha vuelto a ser separado de su simbionte –hasta ahora la edición de Panini ha sido irreprochable, con la elección de grapas dobles con la serie regular y los especiales intercalados en su momento justo-.
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Matanza absoluta, por Ryan Stegman |
Cates vuelve para el número #16 USA aunque sin Stegman, que también ha desaparecido como portadista. El punto de inflexión de la colección va a ser contado en una serie limitada aparte, dándole categoría de evento, por lo que el dibujante se encuentra ya trabajando en ello. Los tie-ins de la propia serie regular, también guionizados por Stegman, tienen de nuevo a Coello como máximo responsable.
Matanza absoluta es un evento que, pese a extenderse por varias colecciones del Universo Marvel –la más sorprendente es precisamente la de El inmortal Hulk- resulta bastante asumible si se lee la miniserie principal, de tan solo cinco números, y los cuatro pertenecientes a la colección de Veneno, donde Cates decide centrarse en Dylan, un personaje de nueva creación de una importancia capital para Eddie Brock. También es un gran acierto por parte de los editores de Marvel: el evento, de un gran número de páginas, está realizado en su totalidad por el mismo equipo creativo e Iban Coello solo necesita ayuda en el último de sus episodios. Esa es la razón principal por la que Stegman abandonó los lápices de la colección regular, para centrarse en la miniserie. El éxito del proyecto propició que volvieran a planteárselo: Matanza absoluta es un buen tebeo de acción sin complejos, repleto de sorpresas y homenajes a tebeos clásicos de los personajes y que nada más terminar ya deja las bases para el siguiente gran capítulo en la vida de Veneno, el tercer y definitivo acto de la etapa de Cates que tardará algo más de un año en publicarse pero en el que Stegman y su equipo de colaboradores habituales ya están trabajando.
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Isla Veneno, por Mark Bagley |
Aquí hay que mencionar que la política de publicación de Panini a nivel europeo tiene sus consecuencias en España. Para mantener la edición de grapas dobles es necesario incluir en la colección regular de Veneno un tie-in que complemente a la serie madre. El elegido es una miniserie de tres episodios realizada por Collen Bunn y Gerardo Sandoval que trae de vuelta a Grito, uno de los vástagos del simbionte de los tiempos de la Fundación por la Vida y las primeras aventuras del personaje en solitario. Pero traído y actualizado con un nuevo huésped de la etapa de Agente Veneno que el propio Bunn recuperó en el último de los especiales de Web of Venom antes de Matanza absoluta. Lo sorprendente es que, pese a que el nivel de la mini no está ni mucho menos a la altura ni de la serie regular ni de la miniserie troncal del evento, Marvel decidió otorgarle su propia serie al personaje y no fue hasta la pandemia de COVID que La Casa de las Ideas se replanteó su continuidad y la acabó cancelando. Y todos esos números han sido publicados por Panini en la misma grapa que Veneno, por lo que obligaban a su compra siendo un producto muy inferior.
Ya con Rey de Negro en el punto de mira, Cates planifica un par de sagas que cubran el año de publicación entre ambos eventos, las menos trascendentes de toda su etapa. La primera de ellas, que comienza en el Venom #21 en febrero de 2020, recupera a un clásico del personaje: el veterano Mark Bagley (¡Vengadores uníos!), que junto al entintador Andy Owens entra como dibujante titular y portadista –había debutado previamente en esta etapa en un flashback de unas pocas páginas en la mini de Matanza absoluta-.
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Los mutantes, inmersos en Rey de Negro |
Isla Veneno es una saga que culmina en un número especial, el Venom #25 USA -el elegido por Marvel para volver a los quioscos en julio de ese mismo año tras el parón de varios meses debido a la pandemia de coronavirus-. En ella nos encontramos con un Cates de lo más juguetón que explora las principales consecuencias de Matanza absoluta para el protagonista y lo hace llevándoselo a la Isla de Huesos, ese paraíso aislado al que Veneno se retiró hace muchos años cuando creyó haber matado a Spiderman. Además de explorar el nuevo papel de Dylan –también se publicó un especial de Web of Venom centrado en él, aunque no contó con ninguno de los artistas de la serie principal-, plantea un revival de todo lo que ha supuesto la historia hasta ahora sin perder de vista en ningún momento lo que está por venir. Para ese número especial se contó con la participación de dos nombres propios del pasado del personaje para que realizaran una historia corta ambientada precisamente en la época en la que Brock y el simbionte convivían en la isla: David Michelinie y un Ron Lim que ha visto mejores tiempos en el tablero de dibujo –resulta de lo más curioso el contraste entre las diferentes personalidades de Brock en ambos momentos temporales, que sirve para mostrar cómo ha evolucionado de un psicópata algo ridículo al héroe atormentado actual-.
El que tampoco quiere perderse la efeméride es Ryan Stegman que se encarga de la portada y de una doble página interior relacionada con Knull. Mientras trabaja en la futura saga, saca tiempo para dibujar la portada y una de las dos historias del Free Comic Book Day, que apareció en septiembre y que sirve como puente entre Isla Veneno y la siguiente saga de Cates en la colección: Veneno al otro lado, donde Brock y Dylan viajarán a una tierra paralela que no habíamos visto hasta ahora y en donde los simbiontes tienen una importancia capital.
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El Rey de Negro, por Ryan Stegman |
Aquí la parte editorial de Marvel flaqueó un poco con un arco argumental de cinco episodios comparte a tres dibujantes diferentes: a Iban Coello y Juan Gedeon ya los habíamos visto con anterioridad en la serie, por lo que Luke Ross es el único debutante –se encarga de los dos últimos episodios, dejándolo todo preparado para Rey de Negro-.
A modo de prólogo de la saga también hay que contar dos episodios de Web of Venom, ambos dibujados por Guiu Vilanova y ambientados los dos en la parcela más cósmica de la editorial. El primero de ellos, al estar guionizado por el propio Cates, tiene un punto de mayor interés, con alguna revelación que sin duda será importante para el desenlace de la colección. Protagonizado por Fantasma, personaje ligado a los kree que hizo su debut en Aniquilación y cuya misteriosa naturaleza es aquí ligada al vacío y la oscuridad que acompaña a Knull.
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Portada de Web of Venom |
El segundo de ellos está escrito por Clay McLeod Chapman, el guionista de la serie regular de Grito que solo alcanzó a ver publicado su primer arco argumental. El tebeo es un homenaje sin complejos al Alien de Ridley Scott al mismo tiempo que sirve como tie-in de Imperio, el evento veraniego de Marvel –los protagonistas son una variada tripulación de una nave espacial perteneciente al nuevo imperio kree/Skrull con algún que otro nombre reconocible entre los integrantes-.
El fin de fiesta de la etapa de Cates y Stegman en la colección llega con Rey de Negro, miniserie evento cuyo único punto negativo es el hecho de que desvirtúa un poco a la serie regular esta política editorial de celebrar lo verdaderamente importante fuera de sus páginas. Al menos contamos un Iban Coello como dibujante, algo que siempre suma pese a que sus números no sean especialmente trascendentes.
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Portada de Scream, Curse of Carnage |
Rey de Negro es una miniserie muy entretenida, repleta de sorpresas y momentos impactantes, con homenajes a tebeos pasados de los principales personajes y muy bien integrada en la mitología del Universo Marvel. Sigue una estructura clásica que ya hemos visto en más de una ocasión, con una fuerza sobrenatural que va superando a los héroes casi sin dificultad al principio y que luego comienza a sufrir cada vez más tras el contraataque de los mismos hasta llegar a las revelaciones finales. Es aquí donde Cates se juega el todo por el todo y el resultado es más que satisfactorio, acompañado en todo momento por un Stegman que da todo lo que tiene en el tablero de dibujo. Panini, por su parte, publica aparte el evento en una mini de tres números de lo más accesible.
Sin embargo todavía quedaba un último tebeo que publicar por parte del guionista, su último número en la colección, el #35 USA, que además coincidía con el número #200 USA de la colección de Veneno si se hubieran tenido en cuenta todos las colecciones protagonizadas por el personaje en solitario, minis y especiales incluidas. A Marvel no le importó que el número saliera con un poco de retraso teniendo en cuenta la efeméride, el mayor número de páginas y los dibujantes invitados, casi todos ellos ligados a la historia del personaje y muchos de los cuales ya habíamos podido ver en esta misma etapa.
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Dylan Brock, por Iban Coello |
Cates y Stegman se despiden del personaje habiéndolo cambiado por completo pero dejando los deberes hechos para el siguiente equipo creativo, lo que siempre es de agradecer, sobre todo por parte del guionista entrante. Su etapa se ha caracterizado por una serie de elementos tales como el homenaje y el aprovechamiento de etapas previas del personaje, aunque algunas de ellas tuvieran lugar en una época no demasiado benévola con los cómics que se publicaban –hay un guiño en el último número antológico con unas cadenas de por medio-, combinadas con una necesaria evolución tanto en la parte superheroica como en la personal del protagonista, llevándolo en una nueva dirección nunca antes vista. Una colección que desde el principio decidió apostar por el horror cósmico y que ha jugado con diversos elementos de ciencia-ficción, como los universos paralelos. Que ha sabido aprovechar el rico bagaje del universo de ficción en el que pululan sus protagonistas y cuyo nivel gráfico ha sido sobresaliente gracias a la implicación de Ryan Stegman y el español Iban Coello, que pese a diferir en sus estilos han sabido combinarse a la perfección gracias sobre todo a una parte editorial que también ha cumplido con su cometido, teniendo en cuenta eventos propios y ajenos, números especiales, la pandemia de coronavirus, etc.
El Veneno de Donny Cates y
Ryan Stegman se sitúa sin dudarlo entre lo mejor y más ambicioso que se ha
escrito del personaje. Lo que deja al siguiente equipo creativo –Ewing, Hitch-
ante un reto nada desdeñable: mejorar, o al menos igualar, una de las mejores
etapas del Protector Letal de toda su historia y una de las colecciones más
interesantes de la Marvel de los
últimos años.
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El nuevo Veneno (cadenas incluidas), por Ryan Stegman |
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