Tras la publicación de Hombres buenos (2015), estupenda novela ambientada a finales del siglo XVIII a caballo entre Madrid y París, Pérez-Reverte se embarcó en una trilogía que, si bien volvía la vista a la Guerra Civil española, estaba protagonizada por un espía de cuestionables métodos, Falcó. También tuvo tiempo para divertirse con la publicación de Los perros duros no bailan (2018), cuyo principal personaje era precisamente un perro.
Por eso me interesó la vuelta de Pérez-Reverte a su género predilecto, el histórico, sobre todo teniendo en cuenta el juego metaliterario, mezclando realidad y ficción, que había mostrado en Hombres buenos.
Y algo de esto queda en Sidi (2019), que tiene como protagonista a Rodrigo Díaz de Vivar, apodado el Cid Campeador, uno de los personajes más importantes y conocidos del periodo histórico nombrado como la Reconquista. Siendo como es el protagonista del cantar de gesta más importante de la literatura española, compuesto alrededor del 1200, su figura ha sido usada de muy diferentes formas a lo largo de la historia española, por lo que no es de extrañar lo conocido que resulta en la actualidad, por no hablar de la reciente serie de televisión producida por Amazon o de la mítica película protagonizada por Charlton Heston en 1961.
Pérez-Reverte deja de lado la biografía histórica habitual y se aprovecha de la incertidumbre en torno al personaje histórico para construir su propia versión de Ruy Díaz en un momento muy concreto de su vida, justo tras ser exiliado por el rey Alfonso VI, cuando se vio obligado a ejercer, junto a sus más fieles, como mercenario en una frontera entre reinos cristianos y musulmanes que cambiaba prácticamente cada día. La España de la época es un territorio convulso y violento, con múltiples enfrentamientos entre diversos ejércitos donde combatían codo con codo cristianos y musulmanes y donde las alianzas y traiciones estaban a la orden del día.
![]() |
La despedida, de Augusto Ferrer-Dalmau |
En algo más de trescientas cincuenta páginas el autor consigue llevarse el personaje a su terreno de forma que sus lectores habituales no tendrán ningún problema en identificar algunos rasgos del mismo presentes en otras invenciones de Pérez-Reverte, como el Capitán Alatriste sin ir más lejos. Lo mismo se puede decir de la hueste que lo acompaña y sigue en todo momento en los trabajos más duros, ya se trate de una partida de caza tras la pista de unos sarracenos que están vandalizando algunos asentamientos cristianos demasiado cercanos a la frontera o luchando codo con codo junto a un ejército moro contra hermanos cristianos porque es donde está la paga.
Pérez-Reverte juega con la simbología más reconocible en torno a la figura del Cid, como pueden ser Babieca o Tizona, para dar salida a una historia de acción y camaradería entre hombres duros y de pocas palabras obligados por las circunstancias a buscarse la vida del mejor modo posible en un intento desesperado de mantener un mínimo de honor y dignidad en un mundo en el que poco se gana con ello. En definitiva, una serie de personajes a los que el autor ha dedicado ya muchas páginas y de los que todavía no se ha cansado, como prueba el hecho de que este mismo septiembre de 2021 se publique su última novela, El italiano, donde volvemos a encontrarnos con lo mismo: un héroe revertiano atrapado en una situación extrema de la que no va a poder salir con buenas palabras precisamente y que se mueve a través de una buena ambientación histórica –en este caso concreto, el sur de España en la II Guerra Mundial-.
Sidi es una novela no demasiado extensa, estructurada de forma clara en torno a dos aventuras importantes del protagonista y sus hombres en la que el autor prefiere centrarse en un momento muy concreto antes que narrar de forma canónica una biografía, utilizando recursos como los flashbacks para ir introduciendo al lector en algunos detalles esenciales de la vida de Ruy Díaz. Tiene tensión creciente, una gran ambientación donde se presta atención al detalle –los olores, el armamento de guerra, las tácticas-, personajes carismáticos –hay uno especialmente memorable, dado su salvajismo y natural talante ante el desafío y la muerte- y en definitiva un entretenimiento de primer nivel.
La novela también destaca por
la bonita edición de Alfaguara, lugar
de publicación habitual del autor desde hace muchos años, en tapa dura y
sobrecubierta con portada a cargo de un amigo personal de Pérez-Reverte, el
pintor Augusto Ferrer-Dalmau. La ilustración de la que está sacada se llama La despedida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario