Le Bureau des Légendes, nombre original de esta sobresaliente producción francesa, es una de las series que más de acuerdo han puesto a crítica y público en los últimos años en el país galo. Su fama ha saltado las barreras idiomáticas y ha permitido que se estrene tanto en español, gracias a Movistar, como en inglés en países como Estados Unidos o Canadá. Son cinco temporadas para un total de cincuenta episodios con una duración cercana a la hora cada uno de ellos, siguiendo la línea marcada por HBO desde hace años en la televisión internacional.
En Francia se emitieron entre el año 2016 y el 2020, convirtiéndose en todo un fenómeno televisivo. Su creador, Éric Rochant, principal guionista e incluso director de varios episodios, planteó una historia original en cuatro temporadas que se vio obligado a prolongar ante la insistencia del público y de la cadena -aunque la presión continuó tras el final de la quinta temporada, Rochant ha comentado en más de una ocasión que no está interesado en continuarla, al menos no de forma directa y que solo se plantearía, si llegara el caso, desarrollar alguna especie de spin-off-.
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Los analistas de la oficina de infiltrados |
El Bureau que da nombre a la serie es como se conoce popularmente a una división de la DGSE francesa, la oficina central de inteligencia encargada de vigilar la seguridad exterior de la República equivalente al MI6 británico o a la CIA estadounidense. El cometido de sus integrantes es infiltrarse en países extranjeros con el objetivo de reclutar agentes dobles que puedan suministrar información esencial para la protección de Francia. Al tratarse de una serie ambientada en la actualidad, el terrorismo islamista se encuentra entre las primeras preocupaciones de la agencia, en especial cuando algún terrorista logra alcanzar cierta fama y es de origen francés. Es por eso por lo que el norte de África, Oriente Medio o Rusia son varios de los escenarios más comunes por los que se mueven los agentes, las leyendas, más allá de la ciudad de París donde está situado su cuartel general.
Aunque la serie apuesta por un reparto coral que permita mostrar al espectador la vida de los diversos agentes, tanto si tienen un trabajo de oficina como si se encuentran destinados en un país extranjero de forma encubierta, desde sus mismos comienzos hay una figura prominente interpretada por Mathieu Kassovitz, actor y director que irrumpió en la escena francesa en la década de los noventa con muchísima fuerza, dirigiendo éxitos imprescindibles del cine galo como El odio (1995) o Los ríos de color púrpura (2000), ambas junto a Vincent Cassel. Su carrera internacional como director no ha tenido la misma suerte, con películas menos vistosas como Gothika (2003) o Babylon A. D. (2008). Es por eso por lo que quizás su nombre sea más conocido gracias a sus papeles como actor: El quinto elemento (1997), Amelie (2001), Astérix y Obélix (2002), la Munich de Steven Spielberg en 2005, Haywire (2011) o Valerian y la ciudad de los mil planetas (2017).
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Reparto principal de Oficina de infiltrados |
Kassovitz interpreta a un exitoso agente que vuelve a casa tras seis años infiltrado en Damasco. Los protocolos internos exigen que ahora pase a ocupar un puesto de responsabilidad dentro del organigrama de la organización, tanto en la toma de decisiones como en el entrenamiento y posterior seguimiento de futuros agentes que se infiltrarán en el extranjero. Guillaume Debailly es un analista de primera, con amplia experiencia y un buen montón de expectativas puestas en él. Uno de sus primeros pupilos es Marina Loiseau (Sara Giraudeau), una sismóloga a la que entrena para infiltrarse en el programa nuclear de Irán.
Pero Debailly, alias Malotru -los alias de los agentes están sacados de improperios y frases del capitán Haddock-, tiene serios problemas para adaptarse a la vida civil, sobre todo cuando coincide en París con una amante de su época en Damasco, Nadia El Mansour (Zineb Triki) por lo que decide, contra todo lo que le han enseñado, mantener viva la identidad de su personaje infiltrado, la del profesor Paul Lefebvre.
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Algunos agentes hacen trabajo de campo |
Oficina de infiltrados comienza, tal y como se ha comentado, como un retrato de la oficina de inteligencia francesa y de sus principales integrantes apostando por un reparto coral. Pero también es la historia de uno de sus mejores agentes y de los problemas psicológicos a los que se tiene que enfrentar cuando vuelve a casa tras un largo periodo de infiltración en los que ha vivido como otra persona. Aunque la agencia tiene protocolos para ello, Debailly es capaz de engañar a todo el mundo a su alrededor e incluso a sí mismo. Pero eso es solo la primera temporada, porque si hay algo por lo que destaca esta serie es por su constante evolución y por cómo con cada nueva entrega se complementa a la anterior, al tiempo que mejora el producto final en su conjunto.
Porque las acciones del protagonista pronto tendrán consecuencias graves tanto para él como para todos los que le rodean, lo que le obligará a tomar una serie de decisiones a cada cual más desesperada en un intento de salir airoso de una situación que cada vez se complica más y más y que lo llevará a traicionar a su país y a viajar alrededor del mundo, donde tomará contacto con terroristas, revolucionarios o agentes de inteligencia de potencias extranjeras.
Mientras el periplo de Malotru se va desarrollando, son otras historias de la agencia las que complementan cada temporada -a veces son independientes y otras se cruzan de la manera más insospechada-. Los temas son de rabiosa actualidad: desde evitar ataques terroristas en suelo francés a desestabilizar grupos armados en países extranjeros, pasando por la guerra tecnológica y digital que se libra en todo momento entre los países más desarrollados. Hay que lidiar con las interferencias de otras superpotencias, muchas de ellas supuestas aliadas y enfrentarse en su terreno a una enorme cantidad de enemigos de todo tipo y condición.
Aunque en algún momento pueda parecer que nos encontramos ante una historia rocambolesca repleta de giros imposibles, no es ese el caso. Oficina de infiltrados tiene una importante base de realidad y huye de los golpes de efecto sin sentido. Es una serie de intriga basada en el espionaje internacional que atrapa al espectador gracias a los elaborados planes de los agentes y a las tácticas que su principal protagonista tiene que llevar a cabo para salir airoso de un lío en el que él se ha metido solo, pero que puede tener consecuencias terribles para sus seres queridos y para su país. Pese a las similitudes evidentes, no es tan parecida a Homeland como se suele describir ya que no es ni mucho menos tan exagerada, pero sí que logra crear una serie de tramas de tensión creciente de las que siempre dan ganas de saber más. Su guion y caracterización de personajes está muy cuidado y el hecho de contar con tantos personajes jugosos hace que puedan aparecer actores de renombre internacional en papeles importantes como Mathieu Amalric (Quantum of Solace), entre otros rostros conocidos de la televisión francesa -la serie también tiene una segunda lectura de desmitificación del trabajo de estos agentes, mucho más sucio y aburrido que la concepción romántica que han dado de ellos la literatura y el cine-.
Oficina de
infiltrados es
una de esas series que suelen pasar desapercibidas pero que todo el mundo que
la ha visto habla maravillas de ella –un caso muy parecido al de Halt And Catch Fire-. Es emocionante e
intrigante, engancha con muy poco y hace que te importen sus personajes. Son
solo cinco temporadas, por lo que es bastante contenida y todo lo que cuenta
tiene un enorme peso de realidad y de actualidad, lo que le suma un plus
tratándose de una serie de espías, ya que este género suele apostar normalmente
por la acción y la exageración. Eso también la convierte en un rara avis dentro de la ficción
televisiva actual.
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Malos tiempos para Malotru |
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