jueves, 2 de diciembre de 2021

Extraños eones, de Emilio Bueso

 

El círculo de Lovecraft fue un movimiento literario en torno a la figura del genio de Providence que aglutinó a varios autores de la época y que se mantuvo vivo gracias principalmente al intercambio epistolar, algo a lo que Lovecraft era muy dado. Tras su muerte, algunos miembros de esta hermandad, nacida de la amistad y del respeto mutuo, continuaron alimentando los mitos ideados por Lovecraft y si bien han tenido momentos históricos en los que apenas estaban presentes en la literatura de terror, de aquí a un tiempo han resurgido con una enorme fuerza. 

La influencia de Lovecraft en el género de terror moderno es tal que no solo se ha convertido en un autor reverenciado por los profesionales actuales más vendidos, sino que es raro que cualquier autor moderno no acabe pagando un tributo al máximo exponente del horror cósmico, sin importar a través de qué medio lo haga: televisivo, cinematográfico o novelístico. 

Emilio Bueso es uno de los escritores patrios más importantes del género fantástico y de terror, sobre todo gracias a su versatilidad. Desde su debut en 2007 con Noche cerrada ha destacado en el relato corto, ha trabajado para diferentes editoriales y se ha atrevido con historias de vampiros, relatos posapocalípticos, fantasmas y en sus últimas novelas ha entrado de lleno en el terreno de la ciencia-ficción. Extraños eones, publicada en 2014, supone su primera y única colaboración hasta la fecha con Valdemar, editorial de referencia en España en lo que al género de terror y fantástico se refiere. Concretamente, dentro de la colección Insomnia, siendo el primer español en ser publicado en ella –abriendo el camino a otros autores patrios como Jesús Cañadas y su estupenda Pronto será de noche-. 

Extraños eones no es solo un homenaje a Lovecraft. Es coger varias de sus creaciones y jugar con ellas en un mundo moderno, añadir un capítulo más a los mitos de Cthulhu y hacerlo de manera absorbente, con un estilo muy personal de escritura directa, que capta rápidamente la atención del lector gracias a una mezcla de realismo, negro sentido del humor y cierta crueldad. 

La historia, ambientada en 2010, está protagonizada por unos niños cariotas que sobreviven en la Ciudad de los Muertos, uno de los cementerios más grandes del mundo, donde los vivos comparten las tumbas de los muertos como refugio. En las cercanías del mausoleo donde viven se desata una actividad inusitada, extraña incluso a los ojos de aquellos que, pese a su corta edad, tienen poco de qué sorprenderse. Es el principio del fin del mundo tal y como lo conocemos, con ramificaciones que llegan desde la ciudad de Barcelona hasta las profundidades del desierto sudanés. 

Más allá de aquello en lo que pensamos si se nos habla de Lovecraft y su terror cósmico –extrañas criaturas, misterios insondables más allá de las estrellas y de nuestro plano de existencia- Extraños eones destaca por la caracterización de sus protagonistas, una serie de chavales desarrapados que viven en los límites de la sociedad y cuyo día a día daría por si solo para una novela de terror, sobre todo si los comparamos con cualquier joven de los países desarrollados de occidente. Un costumbrismo terrible en el que Bueso cimenta su novela, que con el pasar de las páginas irá transformándose hacia algo cada vez más asombroso y sobrenatural. 

La edición de Valdemar es bien bonita: tapa dura con solapas y una vistosa ilustración de Santiago Caruso. En su parte final incluye una especie de epílogo que está escrito con una serie de jeroglíficos que han ido apareciendo a lo largo de todo el relato y del que no hay traducción en el propio volumen, por lo que corresponderá al lector decidido dedicar el tiempo necesario a desentrañar su significado. Un guiño del autor a sus lectores tras haber compartido con ellos una historia absorbente, cruda y no exenta de sentido del humor, aunque sea bastante negro.

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