Tres años después del decepcionante estreno de Dominion, la conclusión de la segunda trilogía de la franquicia Jurassic Park, llega a las salas una nueva entrega que, si bien se encuentra ambientada en ese mismo mundo, en un momento en el que los dinosaurios se han extendido por todo el planeta, tiene alma de relanzamiento ya que no aparece ni uno solo de los personajes que ya conocemos.
Estamos por lo tanto ante una historia independiente que nace de las ganas del propio Spielberg de continuar con la lucrativa franquicia, poniéndola en las manos de David Koepp, guionista con el que ha trabajado en multitud de ocasiones y que ya aportó su granito de arena con los escritos de la primera y segunda entrega, allá por mediados de la década de los noventa. Una trama sencilla en la que una empresa farmacéutica monta un grupo de asalto clandestino con el objetivo de penetrar en un territorio prohibido en busca de tres tipos de dinosaurio de gran tamaño, en cuyo ADN podría encontrarse la cura a un buen puñado de enfermedades coronarias, una de las principales causas de muerte de seres humanos a lo largo y ancho del mundo.
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El Tyrannosaurus Rex de Jurassic Park: Rebirth |
Volvemos por lo tanto a planteamientos ya vistos en la primera secuela, El Mundo Perdido (1997), además de un buen puñado de homenajes, incluido una secuencia buenísima que se quedó fuera de la primera película, estando en la novela original de Crichton, por su complejidad y que tuvo una versión, también muy chula, en la tercera entrega a cargo de Joe Johnston -la que tiene lugar con la balsa en el río-. Edwards, que quería dedicarse a proyectos más personales visto el frío recibimiento de su última idea, la a reivindicar The Creator (2023), no solo abandonó sus planes ante la llamada de uno de sus grandes influencias creativas, sino que se dedicó en cuerpo y alma a la producción, llegando incluso a colar una bonita escena que homenajeaba al mismo tiempo tanto a ese momento en la Parque Jurásico (1993) original en la que el doctor Grant se encontraba por primera vez con un dinosaurio como a su propia opera prima, Monsters (2010).
La capacidad de Edwards para lidiar con una superproducción de efectos especiales, la fama que se está ganando de profesional capaz de mantener a raya los costes y ese toque que tiene para rodar aventura y acción lo hacían uno de los directores ideales para este proyecto, como se ha podido comprobar de primera mano en el estreno en salas -aunque tengo que reconocer que me ha sorprendido con alguna que otra escena que juega sin ambages con el terror-. Es lo mejor de una historia que tiene un guion funcional y previsible que mejora y mucho cuando se centra en contar una aventura a la vieja usanza en la que los implicados tienen que llevar a cabo una importante misión en tierra hostil -aquí Koepp no ha podido resistirse a las influencias de los videojuegos, ya que el equipo tendrá que conseguir ADN de un dinosaurio que habita en alta mar, otro en tierra y un tercero que surca los cielos-. Los personajes están bastante estereotipados, pero los actores escogidos son carismáticos, aunque hay que reconocer que, si bien Scarlett Johansson a estas alturas no tiene nada que demostrar en una película de acción, no llega a tener la sintonía con su personaje que sí tenía cuando interpretaba a la Viuda Negra -tampoco ayuda tener siempre al lado a un robaescenas de manual como el doble ganador del Oscar Mahershala Ali-; mientras Rupert Friend tiene el papel más reconocible y Jonathan Bailey el peor escrito y definido, sin decantarse en ningún momento por la parte aventurera de su personaje o la de experto guía de museo.
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Jonathan Bailey y Scarlett Johansson |
Aunque lo peor que se me ocurre decir de esta Rebirth es el hecho un tanto extraño de jugar al mismo tiempo con una historia más adulta -mercenarios, farmacéuticas sin escrúpulos, monstruos desconocidos, momentos de suspense y terror- y otra pensada para toda la familia donde tenemos más críos, bebés dinosaurios y uno de esos personajes un tanto insufribles de lo forzado que resulta toda la tontería que tiene encima -meter niños en las tramas no suele funcionar a menos que sean ellos la trama principal-. Me da la sensación de que en el corazón de esta película latía una estupenda historia de terror y aventura que estuvo a punto de ser y quedó mutilada por las perspectivas de taquilla y la calificación por edades.
En definitiva, El renacer
es una digna secuela de una de las franquicias más lucrativas de la historia
del cine, muy bien a nivel visual, estupenda en su trama más aventurera y
cañera y que hace aguas por su falta de ambición a la hora de plantear una
historia mucho más ambiciosa y menos previsible.
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A la caza del Mosasaurus |
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